Los Coloraos

No están del todo claros los orígenes de esta cofradía, probablemente hay que buscarlos en torno a una imagen de un Señor de los Azotes que según consta en el inventario parroquial de 1866, fue adquirida de entre los bienes confiscados a los Jesuitas, tras su expulsión, en la segunda mitad del siglo XVIII. En torno a esta imagen, desaparecida en la Guerra Civil, se constituiría alguna cofradía, igual que ocurrió con otras imágenes adquiridas en el mismo tiempo, siendo este el origen más lógico de la actual cofradía de “Los Coloraos”, cuya imagen Titular es también un Cristo de los Azotes; no obstante, no deja de ser una hipótesis dado que no existe ningún tipo de documentación antigua que nos pueda ilustrar al respecto.En esta fotografía de la derecha, tomada en el Camino Real a principios del siglo XX, podemos ver, en un primer término, la imagen del Señor de los Azotes, traído de los Jesuítas, en procesión; lo que corrobora la idea de que se constituyese rápidamente una cofradía en torno a esta advocación.

Se desconoce, igualmente, la conexión que pudo haber entre una antigua cofradía de las Animas, que poseía una imagen de un Cristo Crucificado, y la de “Los Coloraos”. Lo que si conocemos, es que tras la Guerra Civil, esta Cofradía de “Los Coloraos” se hallaba completamente desorganizada y que tomó las riendas de la misma la familia Figueroa, quien ante la carencia total de imágenes, en un primer momento, hicieron traer de Murcia algunas de las que desfilaban en la capital el Miércoles Santo en la célebre procesión de “Los Coloraos”, entre cuyos responsables tenían cierta influencia debido a algún tipo de parentesco familiar. El encargo de imágenes no se hizo esperar y ya a finales de la década de los 40, se encarga la primera de ellas que sería, lógicamente, la del Titular de la cofradía. Esta imagen del Señor de los Azotes o El Amarrao, como popularmente se la conoce, se encarga a los responsables de los talleres de arte religioso de Santa Rufina, en Madrid, ya que al parecer había un cierto grado de parentesco entre éstos y la anteriormente descrita familia Figueroa.

A principios de los años 50 se encarga, también en Santa Rufina, el emblemático y querido Paso de la Virgen de las Angustias, firmado y fechado por: T. Noguera, Madrid 1952. La Virgen de las Angustias desfila la noche de Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro y en la actualidad, es portada por 24 “anderos” que llevan con mucho fervor y orgullo esta magnífica obra restaurada recientemente en Verónicas (Murcia).

Con el afán y empeño de traer más y mejores obras que completaran la secuencia pasional de los últimos días de la vida de Cristo, en marzo de 1959, se adquiere en Madrid la imagen de un Cristo Crucificado que acababa de ser expuesta en una exposición de Bellas Artes.
Este Cristo Crucificado, es sacado la noche del Viernes de Dolores en el Tradicional Vía Crucis y en las procesiones de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Santo Entierro, en Viernes Santo. Es una obra bellísima de autor desconocido.


La década de los 70 se presenta con un claro aire renovador, cambia la presidencia de la cofradía, obstentada por D. Esteban Figueroa durante muchos años, en la persona de Antonio Lorenzo Méndez. Con el nuevo mandato, se encargan nuevas imágenes, siempre de Santa Rufina; así, en 1971 se adquiere el Ecce Homo, en 1974 El Descendimiento y la Cruz Triunfante.


Ya, en el año 1985, siendo Presidente de la Cofradía Juan Pedro Gea Robles, se adquiere de la Cofradía de la Preciosísima Sangre de Murcia el Cristo de las Penas, obra de Antonio García Mengual.

En 1991, bajo la presidencia de Antonio Duque Puerta, es encargado, al escultor local Damián Guirado Sánchez, el Cristo de la Caída, así como un trono en madera, ricamente tallada, para este nuevo Paso. Dos años después, se adquiere un nuevo trono, también en madera tallada, para el Titular de la cofradía, al mismo artista local.

En 1998, en plena presidencia de Damiá Guirado Escámez, se fragua la idea de sustituir la Cruz Triunfante que procesiona la mañana del Domingo de Resurrección por otra Cruz Triunfante, pero esta vez portada por un Angel. En el año 2000 se encarga esta nueva obra en Sevilla, en la Academia Española de Imaginería, encuadrada dentro de la estética barroca italiana, procesionando por vez primera en el año 2001. Es una Imagen realizada en madera y telas encoladas, ricamente decorada con estofados y policromías al óleo.




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