BANDA DE TROMPETAS Y TAMBORES SAN JUAN EVANGELISTA
La banda cornetas y tambores de la Ilustre Cofradía de San Juan Evangelista, lleva en funcionamiento desde Octubre de 2009, cuando la junta directiva de la Cofradía en el mes de Septiembre, decidió llevar a cabo el formar una Banda de cornetas y tambores. En esta iniciativa se dijo de poner como director y maestro de música a Miguel Bastida Abril.Su inicio lo forman 27 músicos propios y 4 de otras cofradías que nos ayudaron a salir en nuestra primera procesión. Fue el Viernes Santo por la mañana de 2010, en la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con el titular de la cofradía, San Juan Evangelista. De esos 27 músicos encontramos: trompetas, trompa, trombón de varas, caja, tambores y bombo. Las cofradías coloras y moras que nos ayudaron contribuyeron con 4 trompetas.El viernes 9 de Abril de 2010, se realizó la reunión para las incorporaciones a la banda de San Juan Evangelista, esta reunión tubo una acogida especial, pues se incorporaron más de 70 músicos.Este año 2011, salen en procesión 45 músicos, han elegido uniforme y han elaborado nuevo escudo para la banda, contando con el visto bueno de la junta de la Cofradía. También se ha elaborado una página de tuenti y un correo electrónico propio, para comunicarse, intercambiar experiencias y hacer amigos.El domingo día 17 de abril, se llevó a cabo el II Certamen de Bandas de Tambores y Cornetas de la localidad de Bullas, donde tuvieron un gran éxito, pues llevan 6 meses las nuevas incorporaciones. Participaron con tres marchas procesionales, "Manto Blanco" del director Miguel Bastida Abril, "Verónica" de Alfonso Isaías Moya, y "Cristo de la Sangre" de Alfonso Isaías Moya.
La Cofradía
El origen de la Cofradía de San Juan Evangelista aparece vinculado a la antigua Cofradía de Nuestra Señora de la Aurora, que se fundaría probablemente en el año 1821. Esta Cofradía está relacionada con los tradicionales “auroros”. En realidad, los pasos para la creación se habían dado hacia algún tiempo, ya que en los libros de actas del Ayuntamiento hallamos una petición fechada el 31 de octubre de 1819 por la que se solicita a éste que de el permiso para erigir esta cofradía. El Concejo búllense no se pronuncio a la hora de otorgar su aprobación.
Finalmente, el 24 de junio de 1821, se funda oficialmente esta asociación religiosa, designándose como primer hermano mayor a Juan de Gea, mayordomos a Francisco Fernández, José de Gea, Juan Fernández y José del Amor, secretario a Francisco Fernández Amor y capellán a Tiburcio Campoy.
Antes de adentrarnos conoceremos en la que fue su titular, la imagen de Ntra. Sra. de la Aurora. Fue encargada al escultor de origen italiano, Santiago Baglietto (1781-1853). No se conoce fotografía de la Virgen, y desapareció en la Guerra Civil, por lo que los datos que tenemos de ella nos los dan los inventarios parroquiales. Era de talla, no de vestir y tenía en brazos al Niño Jesús. Poseía un rico ajuar pero lo único que ha perdurado es la media luna que posee a los pies de la Patrona, Ntra. Sra. del Rosario, en su camarín.
El momento más señalado del año para la agrupación era la Fiesta de Ntra. Sra. del Rosario en la que además de participar en la función de iglesia, por la tarde sacaban a hombros a la imagen de la Virgen mientras rezaba el Rosario. Además también participaba en la procesión parroquial del Corpus Christi, desfilando con el estandarte y ardiendo toda la cera que tenía en sus fondos.
En 1847 se redactaron unos nuevos Estatutos con el fin de adaptarlos al paso del tiempo. Entre lo más destacado que recogían podemos señalar que la Hermandad estaba abierta a personas de ambos sexos, siempre que fueran de buena conducta y pagasen sus correspondientes cuotas. Se obligaba a la cofradía a portar doce velas y enviar a un hermano con el estandarte, y se habla de costear el entierro si el difunto era pobre, aunque para ello debía de tener como mínimo 80 hermanos.
Los Estatutos volvieron a renovarse en 1855, actualizándose algunas de las disposiciones contempladas en la versión anterior.
Entramos de lleno en los aspectos pasionarios, en los que la Hermandad de la Aurora parece vinculada a la Semana Santa. En 1866 conocemos el fundamental dato que la Cofradía desfilaba en las procesiones, mencionándose que lo hacía junto a las del Nazareno y de los Dolores, pero sin ninguna imagen, solo penitentes.
En 1872 se acuerda la inversión de 3.000 reales en la compra de túnicas blancas con sus cordones azules y negros para ser distribuidos por los hermanos. Tenía una característica, que cuando fallecía o se jubilaba, la túnica debía de ser devuelta.
Llegamos así aun momento clave para la historia de la Aurora, en la que por primera vez va a aparecer el nombre de San Juan, el que a la postre se convertiría en el único titular de la Cofradía, tomando su nombre. El acta de la Junta General de Hermanos de 23 de enero de 1876, nos lo cuenta.
Muy pronto tardo en materializarse aquel deseo de aquella Junta, ya que a pesar de que en las actas no aparece de forma explícita la referencia a la adquisición de la imagen del Evangelista, el acuerdo de celebrar en Cuaresma unas novenas al santo, reflejado en la sesión del 28 de enero de 1877, nos muestra que en ese momento la Cofradía ya contaba con ella. Al mismo tiempo se acordó también que se le pagara a la banda de música la parte correspondiente tal y como había quedado convenido con las otras hermandades.
Llegamos al año 1897, momento en el que se ha fijado la llegada de la imagen de San Juan que conocemos por las dos antiguas fotografías que de él se conservan. Isidoro González, nos cuesta que fue realiza por el escultor muleño aficiona a Francisco Pomares Torregrosa. Era una imagen de vestir y de pequeño tamaño, con un rostro joven y dulce, mirada fija y cabello largo. Su brazo derecho apuntaba al cielo y el otro sujetaba una palma. Su vestimenta consistía en una túnica blanca y un manto oscuro que caía sobre sus hombros para cubrirle la espalda.
En el siglo XX comenzó para la Cofradía con la adquisición, siendo mayordomo Juan García García, la imagen de la Inmaculada Concepción, una talla en madera realizada por el escultor de Jávea (Alicante) Vicente Tena Cuesta. Su llegada fue el 24 de noviembre de 1901, víspera del inicio de su novenario, bendecida por el sacerdote Sebastián Navarro-Soto y Ladevesa.
En 1925 se redactó un nuevo Reglamento por el que la Cofradía había de referirse, donde sigue apareciendo el nombre de Nuestra Señora de la Aurora para delante del de San Juan en la denominación oficial de la agrupación. En su introducción se pone de manifiesto que se había procedido a realizarlo al desconocerse el paradero de los anteriores documentos constitutivos. Todos ellos se encuentran en el primer libro de Actas.
Siguiendo en esta época asistimos a un momento fundamental en la historia blanca, el de la llegada del actual San Juan Evangelista, el supuestamente realizado por Gregorio Molera. Fue José Antonio Melgares Guerrero, en el primer libro sobre la historia de Bullas, que se publicó en 1984, quien dató la imagen hacia 1925 y la atribuyo ya al mencionado imaginero.
Los testimonios verbales recogidos parecen confirmar esta teoría, ya que la magnífica talla habría sido adquirida siendo presidente Cristóbal Carreño Moya. D. Manuel López Carreño, tuvo que ver en la adquisición de la imagen y esto explicaría entonces la vinculación de la imagen con la casa donde, como sabemos, se salvó de la Guerra Civil. En los años 30, el presidente de la cofradía era Gregorio Pérez Fernández, y que la cofradía contaba alrededor de 200 hermanos.
Terminado el conflicto, San Juan volvió a desfilar ya en 1940 gracias al empeño de un grupo de personas. El paso definitivo vino dado por la elaboración de unos nuevos Estatutos en 1949. A pesar de que la imagen de Nuestra Señora de la Aurora había desaparecido permanecía aun el nombre de la Hermandad. Los nuevos estatutos fueron firmados el 24 de junio por José Antonio Martínez, Isaías López, José María Puerta López, y Blas Sánchez, recibiendo la aprobación del Obispado el 25 de octubre de aquel 1949.
Lope Lorenzo López fue el primer presidente de la recompuesta agrupación, al que siguió José Antonio Martínez Puerta, que curiosamente era el hijo de uno de los principales responsables de los Coloraos de preguerra.
A la hora de confeccionar los nuevos equipos de nazarenos se introdujo la capa de color rojo granate para acompañar a la tradicional túnica y capuchón blancos. Una capa de color blanco era utilizada para la Procesión del Santo Entierro.
En 1950 la Junta decidió hacer un trono para San Juan, con un pino de la finca del Carrascalejo.
Las décadas de los 50 y 60 nos dejaron la impronta de una cofradía desfilando con sus nazarenos unidos por los cables enlazados a los faroles que portaban. Los cables salían del propio trono de San Juan en el periodo en que la iluminación eléctrica se conseguía enchufándolos en los distintos puntos de luz repartidos por las calles.
Tras la presidencia de José Antonio Martínez llegó el turno en 1967, de la de Juan Álvarez Muñoz. Durante su mandato en los años 70, el Presidente donó su lotería particular para recaudar fondos para la cofradía, siendo agraciado con la pedrea. Gracias a este dinero se puedo afrontar sin problemas la semana santa de 1971 y 1972, encargándose además el paso de la Verónica para 1973, lo que iba a significar que San Juan dejara de ser el único participante blanco en las procesiones.
Para acompañar a la imagen, realizada por Juan Lorente en Nonduermas, se puso en marcha un nuevo tercio creado únicamente para mujeres. Se confeccionaron veinte equipos con capa verde. También se confeccionó un estandarte que fue adquirido también por la familia del Presidente. Las capas verdes desaparecieron en los primeros años 90.
En 1979, se produjo la llegada de San Pedro, procedente de los mismos talleres que la Verónica. Esta adquisición partió también de la iniciativa del párroco D. Luis.
También en 1973 se constituyó la creación de una banda de tambores y cornetas. Su indumentaria era, camisa roja y pantalón azul marino (además de boina), sustituidos posteriormente por una túnica al modo de los nazarenos, esta forma de banda desapareció en el año 2000.
En la segunda mitad de los años 70, se decidió ante la insostenibilidad desde el punto de vista económico, poner el punto y final al sufragio de los entierros de los cofrades fallecidos y fue la última de las cofradías en hacerlo.
En 1980 ocupo la presidencia Diego Martínez Puerta. Propiedad suya era el local que desde hacía varios años funcionaba como sede blanca, situada en la calle Molino, que tras su fallecimiento en 1992, los hijos ofrecieron su compra a la Cofradía.
Juan García Olmedo, se convirtió en presidente en 1989, y dos años después pasó el testigo a José María Moya Sánchez.
En 1991 los Estatutos fueron renovados, lo que sirvió para actualizar el nombre de la cofradía, que finalmente dejo de hacer referencia a Nuestra Señora de la Aurora para quedarse solo con el de San Juan Evangelista.
También en relación con la denominación oficial de los Blancos hemos de señalar la fecha del 20 de septiembre de 1996, cuando el entonces obispo de la Diócesis de Cartagena, D. Javier Azagra Labiano, fue nombrado presidente de honor, adquiriendo por este motivo el titulo de Ilustre, que desde ese momento precede al nombre de la Cofradía. Este hecho tuvo lugar ya bajo la presidencia de Rodrigo Espín Martínez, que la había asumido el año anterior.
La Semana Santa de 1997 fue testigo de un acontecimiento novedoso para la procesión, como fue la incorporación de las mujeres como anderas en nuestros pasos. Fue la Verónica el que inicio este camino.
Debido a su antigüedad y manifiesta deterioro, la imagen de San Juan fue restaurada en Verónicas en 1999. Al año siguiente se produjo la llegada de su nuevo trono, una enorme talla labrada por Damián Guirado, a quien también se le encargo la renovación de la imagen de San Pedro, que empezaría a procesionar en 2001.
Tras unos pocos años en la Junta, Antonio Caballero Fernández pasó a ser presidente en 2002. Esta época vivió los hermanamientos de la Cofradía con otras homónimas de pueblos como Cehegin (1999), Calasparra (2003) y Torres de Cotillas (2008).
En 2004 llego a la presidencia José Antonio Martínez Puerta, hijo del que también fuera máximo responsable de la cofradía décadas atrás.
La sede del Molinico fue reformada y reinaugurada en 2007, conformándose como un espacio tanto para dar cabido a los distintos enseres como para las reuniones de la Junta y la custodia de su rico patrimonio en unas condiciones optimas.
En 2008, tuvo lugar la llegada de la hasta ahora definitiva versión de San Pedro, en esta ocasión de talla completa y procedente de los talleres Artemartínez, localizados en Horche (Guadalajara)
También fue esta cofradía la tercera que se sumo al proyecto de creación de una agrupación musical propia, la Banda de Trompetas y Tambores de San Juan Evangelista, que debuto en las procesiones de Semana Santa de 2010, siendo su primer director el joven músico Miguel Bastida Abril y actualmente el director José Antonio Caballero Amor. Habiendo iniciado su andadura con el banderín de la antigua agrupación de tambores, en 2012 estreno uno nuevo, realizado en Caravaca aunque terminado en Bullas por dos hermanas de la Cofradía que sufragaron además parte del mismo.
En el contexto general de expansión de la Semana Santa y sus cofradías, la de los Blancos, también ha llevado a cabo diversas iniciativas mas allá de los días de Pasión tales como la celebración de misas en honor a San Juan y San Pedro en sus respectivos días, el 27 de diciembre y el 29 de junio. Al término de la de San Juan tiene lugar la entrañable presentación de los niños y niñas ante la imagen, una forma de fomentar el cariño y devoción de los hijos de los hermanos, hacia el alma de la Cofradía.
Finalizado el mandado de José Antonio Martínez, que había compaginado el cargo de presidente de los Blancos con el de la Hermandad de la Virgen del Rosario, llegó el turno en junio de 2012 de Jesús Caballero Collados, de tradición familiar blanca, nazareno desde su niñez y activo miembro de la Cofradía desde su adolescencia, que inicio su andadura con el deseo de guiarla con respeto, tesón y fidelidad al camino que sigue marcando el Evangelista.
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